La tesis del intercambio desigual de Arghiri 
Emmanuel2, puede resumirse así: el precio normal de 
una mercadería en el mercado internacional es el que 
permite que todos los factores que participan en 
cualquier parte del mundo para producirla sean 
remunerados al mismo nivel. Esto ocurriría si hubiese 
para cada factor un mercado mundial en el cual se 
confrontarían la demanda y la oferta para cada uno. Sin 
embargo, el salario, al igual que la renta o los impuestos 
indirectos, son la remuneración de factores que se 
establecen de manera independiente o institucional, en 
definitiva de manera extra económica o exógena. Si más 
de alguno puede cuestionar la no existencia de un 
mercado de trabajo a nivel nacional tal como lo postula 
Emmanuel, esto parece aun mucho menos discutible a 
nivel internacional. A nivel nacional simplemente 
porque para él los salarios reflejan más el estado de la 
relación de fuerzas entre sindicatos de trabajadores y 
sindicatos patronales, a lo que se añade la regulación 
estatal en la materia –salario mínimo, duración de la 
jornada de trabajo, cotizaciones sociales–, que a una 
confrontación de oferta y demanda de mano de obra. A 
nivel internacional, porque no se puede pretender que 
la emigración aquí o allá, dado su número, sea 
determinante como para pesar de manera decisiva en la 
oferta de la misma. En lo que se refiere a los factores 
que generan renta, como el suelo o el subsuelo, 
fácilmente se admite que la inmovilidad física de cada 
uno prohibe pensar en la posibilidad de un mercado 
mundial para ellos. En cambio, el capital, 
contrariamente a los factores precedentes, es móvil 
internacionalmente y, por consiguiente, su 
remuneración, la tasa de ganancia, tiende a igualarse 
entre las diferentes naciones. Bajo estas condiciones, el 
intercambio desigual proviene de las diferencias en las 
remuneraciones de los factores cuyo precio se fija 
institucionalmente, extra mercado, en los distintos 
países del mundo. En los intercambios comerciales 
entre los países que subvalúan estos últimos y los que 
los remuneran a su justo precio se opera una 
transferencia de valor en detrimento de los primeros, a 
favor de los segundos. Más generalmente, se postula 
que los países del Tercer Mundo son explotados por los 
países del mundo industrializado a través del comercio, 
ya que la diferencial de salarios entre las dos zonas es 
ampliamente superior a las eventuales diferencias de 
productividad.  

No hay comentarios:
Publicar un comentario